La diferencia entre una buena idea y una idea extraordinaria radica nada más en el momento en que aparece y si estás listo para ejecutarla. La calidad de las ideas no tiene mucho que ver con el trabajo o tiempo que se invierta en desarrollarlas.
Es fácil tener muchas ideas buenas – incluso cuando tienes poco tiempo para invertir en su desarrollo-, porque el trabajo del creativo no es tener todas las ideas, sino conectar las mejores. No apartes tiempo para la creatividad en tu día a día, mejor incorpórala en todo lo que haces.
Intenta encontrar patrones y diferencias en las cosas que te pasan. Piensa siempre de manera positiva, imagina cómo cambiarías incluso pequeñas cosas de tu día a día. Observa y aprende, colabora y ayuda a los demás. Interésate en las historias de las personas con las que trabajas y de los productos que consumes, todo tiene una historia digna de ser escuchada. No tengas miedo de ser juzgado por decir lo que piensas, o parecer un tonto por preguntar cosas incluso sencillas. Haz ejercicio, cambia de hábitos, descubre lugares, consume comida y música diferente. De manera segura pero intencional, métete en problemas: escribe todo lo que se te ocurra y descansa para recargar energía. Vive todos los días al 100% y no guardes nada para mañana.
La creatividad también es un estilo de vida y, cuando la vives, las ideas no paran, incluso cuando parece que tienes poco tiempo para pensar en ellas.
Este fin de semana no vamos a pensar en creatividad, ¡vamos a vivirla! |