No importa qué tan profesional y dedicado seas. Tampoco cuánto disfrutas tu trabajo ni la atención que pones a los detalles. Es inevitable, tarde o temprano todos tenemos un mal día.
Pasa a todos niveles y, a pesar de que no nos damos cuenta, los profesionales más efectivos y destacados también tienen sus tropiezos. Puede que sean muy buenos para disimularlo, pero su verdadero valor es cómo lo encaran, y su habilidad para moverse rápidamente adelante y salir fortalecidos.
Cuando algo malo está pasando, lo primero es contenerlo cuanto antes. Hay que evitar que un mal momento se convierta en un mal día, un mal día en una mala semana y así sucesivamente. No te causes más daño y empieza a darle la cara a los problemas con estos…
3 consejos para aprender de los malos momentos y regresar con más fuerza
1) No lo tomes personal
Hay mil razones por las que puedes tener un mal día. Algunas veces pueden ser errores tuyos, pero muchas otras no. Evita el autosabotaje pensando que eres muy torpe o que todo o todos están en tu contra.
Asume que los malos momentos son parte de la vida misma, nos ayudan a valorar y poner en perspectiva lo bueno que tenemos en ella. No estás solo, la mayoría de la gente está lidiando en todo momento con algo que le molesta.
[spp-tweet tweet=”Una visión positiva ayuda a componer cualquier cosa de manera más rápida y oportuna.“]
2) No lo ignores
A pesar de ser molesto en ese momento, lo mejor que se puede hacer con algo que te incomoda es enfrentarlo cuanto antes. Cuando algo anda mal, el tiempo lejos de componerlo lo agrava.
No reprimas tus sentimientos. Si sientes culpa, enojo o rabia, déjalo salir rápidamente para pasar a la siguiente etapa. Pregúntate qué de bueno puedes aprender de esto, cómo puedes evitar que eso se repita y qué tienes que hacer diferente a partir de ahora.
[spp-tweet tweet=”Dejar atrás una mala experiencia sin aprender de ella es evitar el pensamiento crítico, y sin él no existe el crecimiento personal ni profesional. “]
3) No te escondas
Cuando tenemos un mal día, la idea de alejarnos y escondernos es siempre muy tentadora, pero no es el mejor consejo. Por el contrario, compártelo con alguien que se preocupa por ti y es inteligente para aportar una perspectiva diferente de solución.
[spp-tweet tweet=”Las personas que te quieren y te respetan no pretenden que seas perfecto, pero sí que seas auténtico. Nadie resuelve todos los problemas solo, buscar ayuda es un signo de inteligencia y valor. “]

Photo by bruce mars from Pexels
Un mal día puede ser muy desgastante, pero es mucho peor si no lo enfrentas y aprendes de él. Si no lo haces, nunca sale de tu sistema y vives pensando que tarde o temprano se volverá a presentar.
[spp-tweet tweet=”Las malas experiencias se pueden resolver y convertir en conocimiento. Enfréntalas, compártelas, resuélvelas y utiliza este proceso para fortalece tu mentalidad de crecimiento.”]
Aprovecha un mal día para consentirte. Haz algo que disfrutes mucho, como ir al gimnasio, leer un libro, practicar yoga o meditación. Haz cosas que te hagan sentir fuerte, poderoso y recordar lo que haces bien. Da tiempo y espacio para pensar, analizar y aprender de lo que has vivido.