Llega septiembre y las comunidades latinas de Estados Unidos se llenan de banderas, imágenes patriotas, danzas folclóricas, trajes regionales y sabores típicos. Inundan la calle, los medios y, por supuesto, las campañas de marketing. Y no es para menos, entre el 15 y el 18 de septiembre celebran su independencia 7 países latinoamericanos: Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, México y Chile. Los demás países del bloque simplemente se unen a este conglomerado de celebraciones y tenemos el Mes de la Herencia Hispana -oficialmente proclamado por el congreso de Estados Unidos- del 15 de septiembre al 15 de octubre, para abarcar también hasta el Día de la Raza.
Como su nombre lo dice, en este mes se evocan los logros y las contribuciones de nuestra presencia como latinos en este país. Aportaciones en todos los ámbitos: cultural, artístico, científico, deportivo, culinario, militar, de negocios, y un largo etcétera. Claro, siempre es una ocasión para que el gobierno e instituciones oficiales hagan lo “políticamente correcto” y aprovechen para hacer premiaciones, inauguraciones y todo tipo de actos que promuevan la inclusión de los latinos dentro del tejido político y social de Estados Unidos.
Y todo está muy bien mientras logremos trascender el traje típico, los niños desfilando con banderitas en la escuela, y las muy gastadas -y deformadas- historias de la Independencia de los libros de texto. La hispanidad que nos une es un cúmulo de características, herencias culturales, valores, idiosincracias locales y hasta sueños. Cuando uno vive en su país de origen es parte del todo; el latino emigrado a EU se siente de inicio “prestado”, en etapa de transición. Cada día es un paso para ganar terreno hacia volverse a sentir parte de. Los símbolos que se celebran en el mes de la herencia hispana nos ayudan a afianzar una identidad sui generis, pero la verdad es que nuestra hispanidad tiene tantos rostros distintos como almas que conforman esta comunidad. Nuestra hispanidad también se enriquece de otras culturas con las que convivimos todos los días. Nuestra hispanidad no se plasma fácilmente en los festejos del mes, se vive todo el año de mil y un formas distintas.