De acuerdo a la definición académica, la resiliencia es la cualidad que permite recuperarse y regresar con más fuerza después de enfrentar una adversidad. Es la condición natural que algunos individuos tienen para recobrar el aliento y levantarse una y otra vez, a pesar de haber sido golpeados por situaciones que la mayoría no podría superar.
Considero que la resiliencia es un bálsamo que sana todas las heridas y te convierte en una persona más valiente con cada tropiezo.
Me gusta ejemplificar la resiliencia como una característica exactamente opuesta a las que tiene el cristal, es decir, en lugar de debilitarte o romperte, cada golpe te fortalece y te convierte en alguien más fuerte y decidido.
Si crees que no naciste con los beneficios de contar con la resiliencia de forma natural, no te preocupes, hay muchas cosas que puedes hacer para desarrollarla.
Fomentar tu resiliencia es un proceso personal y colectivo, incluye construir un robusto apoyo social –nadie tiene éxito de manera individual-, fortalecer tu autoestima, mejorar tus habilidades de comunicación, trabajar mucho en tu inteligencia emocional, y sobre todo, la sobriedad y la templanza. Y finalmente, lograr una planeación detallada y realista del trabajo.
La resiliencia no es simplemente una voz interna que te alienta a seguir adelante, es toda una estructura de autoayuda que te da confianza y sabiduría para entender que los descalabros son experiencia, y que atravesar situaciones complejas te ayuda a madurar.
Si por motivos de la cuarentena u otra causa estás atravesando momentos difíciles, toma unos minutos, recuerda tus fortalezas, estrechas tus relaciones con la gente cercana y planea cómo utilizarás todas esas herramientas para recuperar el tiempo perdido.
Volveremos, y si lo decides así, volveremos más fuertes.
En resumen, estos son los tres aspectos más relevantes de la resiliencia, y por qué es importante fomentarla:
1.- La resiliencia es la suma de factores que nos dan confianza para regresar una y otra vez hasta conseguir nuestro objetivo
2.- La resiliencia se fundamenta en factores que nosotros controlamos, tales como la red de contactos, nuestra capacidad profesional y nuestra salud física y mental.
3.- La resiliencia también es la capacidad de adaptarse a situaciones nuevas y utilizar nuestras cualidades para construir un ecosistema en el que nos sintamos mejor.