“Si vas a ser un profesional promedio, tal vez te conviene más renunciar” – Seth Godin
Sin prestar mayor atención a los detalles, la sociedad valora más a los profesionales que nunca renuncian. No importa si es el miedo a la incertidumbre, el temor al qué dirán o la falta de imaginación lo que los mantiene en un trabajo que no los satisface, aguantar con la esperanza de que las cosas mejoren es percibido como una muestra de resiliencia.
Para muchas personas, tener trabajo es considerado un logro excepcional, es la culminación de un largo periodo de preparación que define gran parte de su vida: sus sueños, valores e intereses pasan a segundo plano. Renunciar no es visto como algo estratégico, como un movimiento calculado para encontrar algo que aman. Renunciar sin tener otra oferta es visto como un salto al vacío, una insensatez, un disparate.
En su libro The Dip, Seth Godin plantea que si estás en un lugar en el que no tienes espacio para crecer y el trabajo no te plantea ningún desafío, es momento de renunciar, de reasignar tus recursos rápidamente hasta encontrar algo que te entusiasme por completo, y entonces sí, comprometerte y aguantar hasta convertirte en uno de los mejores en el mundo.
Hoy que los valores y condiciones del trabajo han cambiado, miles de personas están renunciando a su trabajo. Renuncian a las condiciones, a las compañías o los jefes, pero se comprometen con sus sueños y aspiraciones. Hoy renunciar sin tener otra oferta de trabajo y no sentir arrepentimiento es un acto de campeones que debemos reconocer.
5 buenas razones para renunciar hoy y siempre.
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