La verdad no soy de esos que les encanta hablar de productividad todo el tiempo. Me interesa el tema y me considero una persona productiva, pero estoy lejos de ser experto. He leído algunos libros para mejorar mi rutina de trabajo y tener una lista de tareas concisa que no me cause estrés, pero sinceramente mi interés siempre ha sido ser eficiente, e invertir el menor tiempo posible en las tareas que no me gusta hacer para tener más tiempo para lo que realmente disfruto.
Estoy convencido de que la productividad está directamente relacionada con la energía, los estados de ánimo y la personalidad. Por eso, cuando se habla de productividad, es imposible pensar que existe una fórmula que funcione para todos. Por supuesto las rutinas, hábitos, aplicaciones y herramientas ayudan, pero si no hacemos ajustes en nuestra manera de entender la productividad, poco o nada pueden hacer por nosotros.
Lo primero que tenemos que hacer es no ser tan severos con nosotros mismos. Hay que entender que no toda la culpa es nuestra y que no estamos solos. En pocos años la dinámica de trabajo se ha transformado hasta convertirse en una vorágine incontrolable. El avance de la tecnología ha hecho que nos llevemos la oficina a la casa y nos acostumbremos a recibir respuesta inmediata a lo que necesitamos. Muchas personas trabajan literalmente 16 horas diarias y ni así están al día con sus responsabilidades. Esta es la prueba de que para ser productivo no es necesario trabajar más, lo que necesitamos es trabajar de manera más inteligente. Es por ello que la rutina de trabajo tiene que ser algo que disfrutes, que te mantenga inspirado, activo y diligente. Terminar una tarea tiene que llenarte de energía y motivarte para la siguiente.
Por experiencia puedo decir que estudiar las estrategias de trabajo de otros profesionales puede ayudar, pero solamente si te conoces a ti mismo, de lo contrario únicamente incrementará tu frustración al ver que lo que les funciona a otros no te ayuda a ti. En la medida de lo posible, tu rutina de trabajo tiene que ser un traje hecho a tu medida.
Administrar las tareas VS administrar tu tiempo y energía
Lo que te voy decir a continuación no es una idea mia -sinceramente no me acuerdo dónde lo leí por primera vez-, pero una vez que lo entendí y lo puse en práctica, ha hecho toda la diferencia.
Hoy sabemos que las personas más productivas y exitosas no administran tareas, la prioridad es administrar su tiempo y energía. El objetivo no es terminar muchas cosas, sino terminar bien aquellas donde uno es más efectivo, aquellas tareas donde uno aporta más, involucrarse en las tareas que impactan más el resultado final. La gente que trabaja así nunca tiene dos días exactamente iguales, y el trabajo que realizan depende de su energía o estado de ánimo.
Si eres una persona que empieza el día muy temprano y estás listo para la acción desde que amanece, comienza con las tareas más pesadas. Si, por el contrario, te cuesta trabajo arrancar en la mañana, empieza con las tareas que requieren menos concentración.
Ahora entenderás porqué para ser productivo hay que pensar menos en ello y más en nosotros.
5 consejos de productividad para personas que odian la productividad
1) La primera prioridad soy yo
La productividad está estrechamente ligada a nuestro estado físico. Descubrí que no podía enfocarme en las responsabilidades del trabajo si antes no estaba bien en lo físico y mental. Para mí es primordial arrancar el día yendo al gimnasio o a correr, lo hago por lo menos 5 días a la semana, nunca programo algo que me impida ejercitarme en la mañana. Los días con más responsabilidades o eventos especiales ajusto mi horario, pero no dejo de hacer ejercicio. Las ventajas son muchas, la actividad física me pone más alerta y creativo. Cuando llego a la oficina ya tengo un par de horas de actividad intensa, por lo que mi energía está por las nubes, avanzo más rápido en todos los proyectos. Para cuando todos empiezan a despertar después de una taza de café, yo ya termine la primera parte de mi día laboral.
2) Diseño los días a mi gusto y medida
Nunca copio exactamente algo que funciona para otra persona. Soy curioso y siempre estoy averiguando qué herramientas, aplicaciones o rutinas utilizan, lo que me gusta lo adapto a mi estilo y necesidades. Soy muy desesperado, ver que no puedo hacer las cosas tan bien como alguien más me causa estrés, por lo nunca hago lo que está de moda. Mi rutina de trabajo tiene que gustarme solamente a mí, no le doy gusto a nadie. Disfruto mucho los días porque están planeados de acuerdo al ritmo que va mejor conmigo.
3) No tengo miedo de romper las reglas
Cuando hablamos de productividad, lo que importa son los resultados, los procesos se pueden alterar si al final se consigue el objetivo. Siempre me permito experimentar y hacer las cosas de otra manera. Nuestro desempeño está ligado a nuestro estado de ánimo, todos los días son diferentes. Si algo no está avanzando al ritmo que quiero, lo pongo en pausa por unas horas o por un par de días, regreso con la mente despejada a trabajar en ello con otra visión o perspectiva. Siempre tomo descansos durante el día y trabajo por lo menos dos días a la semana fuera de la oficina, despegarte del escritorio es un estímulo perfecto para la creatividad.
4) Despacio que voy de prisa
Todos los días me doy tiempo para ver el estado de todos los proyectos y hago hasta lo imposible por que las cosas queden bien hechas a la primera. Prefiero revisar todo una o dos veces antes de enviarlo o considerar que está terminado. Siempre que puedo, pido a alguien más que examine todo y, si es necesario, corrijo de inmediato lo que haga falta. Si haces esto de manera constante, la inversión de tiempo es mínima comparada a los beneficios que arroja.
5) Menos opciones y más resultados
Cuando digo menos me refiero a todos los aspectos: menos cosas en el escritorio, menos aplicaciones en el celular, menos tareas en mi lista, menos opciones en el closet, etc. Tener muchas opciones solamente nos conduce a la parálisis, se gasta más tiempo en decidir qué hacer o cómo hacerlo que el tiempo que se requiere terminarlo. Todos los días dejo mi escritorio limpio y escribo las tres tareas que tengo que terminar al día siguiente. Si puedo hacer más de tres lo considero ganancia, tres bien hechas es más de lo que hace la mayoría.
Ser productivo no es lo mismo que terminar muchas cosas, es terminar bien las tareas que impactan más en el resultado final de un proyecto. Para conseguirlo, existe una sola herramienta que puede ayudarte, esa herramienta eres tú. Está en tus manos conocerla, cuidarla y nutrirla para que funcione como maquinaria de reloj. Si haces esto, te aseguro que nunca volverás a pensar en la productividad, serás productivo y vas a pensar cómo y dónde puedes dejar un mejor impacto.