Hace poco más de una semana terminó el Mundial Rusia 2018. Es tiempo para dejar la pasión deportiva de lado y hacer un poco de análisis.
La final fue disputada entre las selecciones de Francia y Croacia, la primera marcada como favorita desde el inicio y la segunda la sorpresa de la competencia.
El análisis deportivo lo han hecho los expertos, han llenado miles de páginas para explicar porqué la mayoría de las selecciones marcadas como favoritas quedaron eliminadas muy temprano en el torneo, mientras que Inglaterra, Suecia, Croacia y Francia lograron avanzar hasta la última fase.
Sinceramente, ninguna explicación me convence, y algunas rayan en lo absurdo. Messi, Neymar, Iniesta y Ronaldo, así como sus compañeros, han demostrado su talento y habilidad en repetidas ocasiones, los hemos visto jugar al más alto nivel. Muchos de ellos han conseguido logros superiores a los seleccionados franceses y croatas, por lo que es imposible pensar que de la noche a la mañana perdieron su talento y se olvidaron de jugar al futbol.
Entonces la pregunta natural es ¿por qué durante la copa del mundo no tuvieron el desempeño al que nos han acostumbrado semana a semana en sus clubes?
Personalmente creo que la respuesta no tiene que ver con la capacidad atlética sino con la gestión del equipo. Si bien es cierto que Francia y Croacia tenían equipos plagados de grandes individualidades, antes de empezar el torneo ninguno era candidato natural para ganar el trofeo al mejor jugador de la copa, es decir su fortaleza radicaba en el trabajo de conjunto y no en el talento de alguno de ellos. Francia, Croacia, Suecia e Inglaterra son mejores equipos; Argentina, España, Alemania y Brasil solamente son buenas selecciones, sus resultados dependían de la genialidad de algunos de sus integrantes.
El nombre oficial del deporte es Futbol Asociación, y por ello un equipo de futbol funciona exactamente igual que una compañía. Se recluta a los mejores especialistas para cada función, alguien con visión asume el liderazgo y determina la mejor estrategia para alcanzar un objetivo.
La colaboración es la única manera de alcanzar el éxito, no existe éxito individual si este no contribuye al éxito del grupo. Por tal motivo, todo el mundo está dispuesto al sacrificio en la búsqueda del crecimiento colectivo.
5 lecciones después de un mes de futbol
1.- Por más grande que sea el talento de un individuo, nunca será superior a la suma del talento de un grupo.
2.- El requisito más importante para ganar es la capacidad de colaborar en equipo.
3.- Siempre es mejor tener un equipo fuerte que una selección de buenos individuos.
4.- Es imposible conseguir el éxito sin buena comunicación y colaboración.
5.- Una buena idea siempre requiere ayuda de otros para convertirla en extraordinaria.
Hasta aquí, establecimos que el trabajo en equipo es la única estrategia para alcanzar objetivos significativos, pero ¿cuál es el secreto para formar equipos sólidos y exitosos?
a) Comunicación abierta. Expresa comentarios claros y constructivos
Trabajar en equipo puede ser complicado y frustrante, la presión altera la sensibilidad de los integrantes facilitando malos entendidos. Expresar comentarios claros y constructivos es vital para evitar o resolver cualquier conflicto.
Es válido estar en desacuerdo con la opinión de alguien, hay que proponer una alternativa a la solución de un problema en lugar de enfatizarlo, eso fortalece los lazos de colaboración.
b) Reconocer el trabajo y las aportaciones de otros
Si alguien del equipo tiene una buena idea, incluso mejor que la tuya, lo que tienes que hacer es reconocerla e impulsarla. Esta sencilla acción potenciará la confianza del equipo en ti. A partir de esa premisa, todos podrán compartir sus ideas y puntos de vista sabiendo que serán valorados.
c) Reconoce tus errores
Si algo sale mal por un error tuyo, tienes que ser honesto y reconocerlo de inmediato. Es natural sentir un impulso para disminuirlo o incluso tratar de esconderlo; no lo hagas, ocultarlo o culpar a alguien más tarde o temprano se descubre. Busca una solución para retomar el camino lo antes posible.
d) Detecta y potencia tus fortalezas
Antes de empezar cualquier proyecto, es importante que estés muy consciente de lo que aportas al equipo y dónde necesitas la ayuda de alguien más. Nunca intentes hacer todo tú mismo. Divide el trabajo y asigna responsabilidades de acuerdo a las habilidades de cada persona. Tu misión es formar un equipo fuerte, capaz de conseguir logros grandes que ayuden al equipo completo a crecer. De esta manera todos brillarán y más personas desearan trabajar contigo.
e) Siempre di gracias
Ser amable es una regla que nunca pasará de moda. Ser agradecido te ayudará a enfrentar de mejor manera una situaciones de estrés. Cuando estableces una base de agradecimiento, la colaboración entre los miembros del equipo será más fuerte y honesta.