Las distracciones vienen en todos tamaños y formas, pero la gente exitosa sabe decir que NO
¿Cómo hacen los mejores empresarios, los altos ejecutivos, los artistas más prolíficos y cualquier otro gran profesional para poder ser tan exitosos? Teniendo un manejo impecable de su tiempo. Si bien no es el único ingrediente de su éxito, sí es un elemento imprescindible.
Nadie tiene más de 24 horas al día, la gran diferencia es cómo las usamos. El tiempo es el recurso más valioso que tenemos; más que el dinero, porque éste es renovable y el tiempo no. Además de las actividades vitales como dormir y alimentarse, así como el tiempo dedicado a nuestra vida personal (que ninguna persona exitosa sacrifica), la clave es que las horas restantes no se desperdicien en cosas que no están alineadas con nuestros objetivos más importantes. Desafortunadamente eso implica muchas veces decir NO a muchas otras cosas, más seguido mientras más exitosa o pública sea la persona en cuestión.
Entender que debemos decir NO a muchas cosas es sólo la mitad de la batalla, la otra mitad es saberlo hacer
La realidad es que por cada vez que decimos que SÍ a algo, estamos diciendo que NO a otras cosas, que seguramente estaban más arriba en nuestra lista de prioridades. Estamos acostumbrados a decir que SÍ muy seguido, buscando ser complacientes y colaboradores, tanto en el terreno profesional como en el personal.
En el trabajo, aunque siendo empleado el margen de acción suele ser menor que siendo independiente o empresario, siempre se pueden encontrar formas de maximizar nuestro poder de decisión respecto al manejo de nuestro tiempo. Y en la vida personal todos deberíamos tener control absoluto de nuestro tiempo, aún entendiendo que hay necesidades familiares que hay que priorizar en muchas ocasiones sobre las propias.
A ver… ejemplos concretos
Cada caso es distinto, las distracciones son mutantes y llegan en la forma que menos esperamos, algunos ejemplos:
- “Hagamos otra reunión para hacer una lluvia de ideas…”
- “Dame una cita que te quiero presentar una buena oportunidad de negocio”
- “¿Me puedes acompañar a la reunión con mi cliente?”
- Email: “Asunto urgente, necesito respuesta HOY”
- “Vecin@, ¿puedes venir a una demostración de unos productos nuevos que me traen a presentar?”
- “Resuelve este cuestionario y compártelo en tus redes sociales”
- “Amig@, necesito que nos veamos para que me des ideas para el proyecto que tengo que preparar”
- y un largo etc.
Una vez que entendemos el tema, hagamos algo…
Comparto un tip (que confieso que no recuerdo de dónde lo tomé). Al final de la semana, hago un recuento cuántas cosas inesperadas me cayeron encima, y a cuáles dije que sí. Ahora, ¿a cuáles hubiera podido decir que NO (o negociar un punto medio), y cómo? Si tuve “mano dura” y dije que NO a alguna, ¿hubo consecuencias catastróficas? ¿pasó a mayores?
Así por algunas semanas, tratar de ir ampliando la lista de las cosas a las que uno dice NO, dejando en la lista de SÍ las que se alinean perfectamente con nuestros proyectos prioritarios de trabajo o personales (y alguna que otra de la cual no podemos huir). Es sorprendente cómo se va abriendo espacio para incorporar más cosas que no ha tenido uno el tiempo de hacer.
Cabe mencionar que también de esas solicitudes, invitaciones y cosas inesperadas que nos caen del cielo, suele haber cosas de mucho valor. Conversaciones, reuniones o sucesos que nos abren nuevos caminos; pero no son la mayoría. Hay que dejarnos llevar por nuestro sexto sentido y, cuando nos lleguen, escuchar qué nos dicta nuestra intuición.
En conclusión, seamos proactivos con el control de nuestro tiempo. Decidamos conscientemente a qué le decimos Sí y qué declinamos. Hay que aprender a negociar más, y evitar sentirnos mal cuando damos negativas. No necesitamos permiso de nadie.