No sé si te pasa, pero la mayoría de las personas a la mitad del día (o exactamente después de la comida) se sienten cansadas y faltas de energía. A partir de ese momento, se quedan en el trabajo nada más por la obligación de cumplir un horario y no por la motivación de terminar los quehaceres.
Lo mismo pasa con los días de la semana: jueves y viernes son mucho menos productivos que los lunes o martes. La cabeza empieza a pensar en el fin de semana, pero sobre todo el cuerpo y la mente no reaccionan igual, se sienten fatigados y cada acción requiere más esfuerzo de lo normal, por lo que la concentración en el trabajo es casi imposible de conseguir.
No todas las horas del día son iguales, es importante conocernos bien a nosotros mismos para aprovechar mejor el tiempo. Hay personas que de manera natural funcionan mejor en las primeras horas del día, pero también hay quienes arranca tarde y trabajan mejor de noche.
[spp-tweet tweet=”No importa realmente cuál es tu momento más productivo del día, lo que importa es aprender a generar la energía necesaria para aprovechar los días enteros al máximo.”]
¿Cómo podemos hacerlo, si la energía no es un producto que podemos comprar o generar por arte de magia a en el momento que la necesitamos?
Estoy seguro que muchas veces despiertas igual de cansado después de dormir por muchas horas, o que empiezas el lunes tan cansado como terminaste el viernes. Esto pasa porque no tomamos las decisiones adecuadas, invertimos el tiempo y dinero en lo que queremos en lugar de en lo que necesitamos.
Por supuesto, la gratificación inmediata de tirarse a ver televisión comiendo alimentos altos en azúcares y carbohidratos es fuerte, pero si piensas en el largo plazo, lejos de energizarte, esas elecciones acaban por restarte fuerza y enfoque.
Cargarte de energía requiere salir de la zona de confort. Cuesta trabajo, pero cuando lo consigues es muy difícil dejar de hacerlo. Una vez que superas la resistencia y empiezas a sentir más ímpetu que de costumbre, no vas parar. Es cuando tu alimentación, tu agenda y tus proyectos se convierten en un dínamo que trabaja para ti, en lugar de tu trabajar para ellos.
Cárgate de energía con estos 3 consejos prácticos
1.- Empieza el día haciendo ejercicio
Arrancar el día moviéndote es la mejor manera de cargarte de energía. Se podría pensar exactamente lo contrario, que hacer ejercicio consume la energía que tenemos en el cuerpo, pero está comprobado científicamente que ponerte en movimiento estimula la generación de endorfinas, las hormonas responsables de generar energía y ponerte de buen humor. Por si fuera poco, vas a estimular tu metabolismo y a la larga mejorar tu estado físico.
No todo el mundo puede invertir tiempo o dinero para ir en la mañana al gimnasio y hacer una rutina larga de ejercicio, pero eso no es lo único que puedes hacer. Ajusta tus horas de sueño, despierta 30 minutos antes y haz yoga o ejercicio vigoroso en la casa. No tienes que convertirte en atleta de alto rendimiento, solamente tienes que ser mejor que ayer.
2.- Considera tu alimentación una fuente de energía
Parece un simple dicho pero está lleno de razón: “somos lo que comemos”. Si sigues una dieta rica en frutas, verduras, fibras, proteínas y grasas no saturadas vas a tener la energía necesaria para empezar y terminar los días a todo pulmón. Para ser sinceros, no es tan difícil, todo sabemos qué podemos y sobre todo lo que no debemos comer. Evita a toda costa los alimentos procesados y llenos de azucares.
Al medio día aléjate de platos pesados y mide muy bien tu porción de proteína. Nadie quiere regresar al trabajo y pensar en terminar con pendientes mientras tu cuerpo entero lucha por digerir un pedazo enorme de carne. Y por ningún motivo salgas de casa sin tomar un desayuno balanceado, es tu principal fuente de energía y la mejor manera de empezar en la dirección correcta.
Hay mucha información publicada sobre la alimentación que requiere un profesional para alcanzar objetivos. Busca siempre información de expertos y fuentes con buena reputación. Pero si crees que no puedes organizarte tú solo, busca la ayuda de un profesional para diseñar una dieta balanceada. Tanto un régimen alimenticio como la rutina de ejercicio son estrictamente personales, lo que funciona para alguien puede causar daño a otra persona, ten cuidado.
Tu alimentación es una prioridad y así debes tratarla. De acuerdo a tu situación, invierte el tiempo y el dinero necesario en ella. Te aseguro, cuando comes correctamente generas la energía suficiente para realizar todas tus tareas de manera óptima.
3.- Revoluciona tu mente
Además del ejercicio físico, la gimnasia de la mente es perfecta para cargarte de energía, y la mejor manera de hacerlo es poniendo tu inteligencia a prueba todo el tiempo.
Incluye en tu agenda actividades interesantes, cosas que te inspiren y motiven a ser mejor. Aprende todos los días algo nuevo, estudia otro idioma, escucha música diferente y aléjate de las malas noticias que inundan los medios en todas las plataformas.
Cura la información que consumes procurando que sean fuentes fidedignas y, sobre todo, conocimientos que estimule el crecimiento intelectual.
Descubrir cosas nuevas, conseguir objetivos y rodearte de personas con mentalidad de crecimiento estimula la creatividad e impulsa tu búsqueda por producir más y mejores cosas.

Image by RitaE from Pixabay
Conclusión:
Sentirse exhausto es uno de los sentimientos más frustrantes que puede experimentar un profesional, querer hacer pero detenerse porque no tienes fuerzas para seguir adelante es un sentimiento que inhibe cualquier posibilidad de crecimiento.
[spp-tweet tweet=”Administrar adecuadamente nuestro tiempo y estimular nuestro desarrollo a través de la actividad física y alimentación adecuada son dos acciones sencillas de realizar y altamente benéficas.”]
Haz lo que tengas que hacer, pon atención a estos aspectos y verás que pronto estarás terminando más proyectos, involucrándote en más aventuras y creciendo personal y profesionalmente, porque aprovecharas mejor las horas del día.
Un consejo final:
Desarrolla una rutina de completa de tus días. Empieza con ejercicio y termina con tiempo de meditación o reflexión. Una administración correcta del tiempo ayuda a generar fuerza para seguir adelante, en lugar de exprimir lo poco que tengas.