La historia oficial -que no deja de ser un mito- atribuye el momento eureka a Arquímedes, quien supuestamente al entrar en una bañera completamente llena, dedujo que la cantidad de agua que se derramaba era proporcional al tamaño de la masa que entraba en ella.
La palabra griega εὕρηκα (héurēka) significa “¡Lo he descubierto!”. Es por esto que actualmente, el “momento eureka” o el “Aha! moment”, como se le conoce también en inglés, se refiere a cuando se nos presenta la solución repentina a un problema o reto que no habíamos podido descifrar hasta entonces.
Por lo general, el momento Eureka sucede en un período de relajación, o por lo menos en una pausa en la que no se está trabajando activamente en encontrar la solución. Es decir, el momento eureka sucede de manera sorpresiva, pero no por generación espontánea. Porque para llegar a la solución de un enigma o problema, es necesario el trabajo, la dedicación, el análisis, así como el ensayo de varias soluciones posibles. El momento eureka resulta ser casi una epifanía, donde todas las piezas caen en el lugar correcto y de manera muy obvia presentan la solución deseada.
En los últimos años el concepto de momento eureka se ha ampliado, principalmente en el ámbito de los emprendedores, donde también es asociado a la coyuntura en la que se genera o nace la idea de un negocio, especialmente cuando se piensa “fuera de la caja”.
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En resumen, estos son los tres aspectos más relevantes del momento eureka:
1.- El momento eureka no es una ocurrencia que aparece de la nada, es el resultado de mucho trabajo, análisis y reposo de la mente.
2.- Por lo general, los momentos eureka suceden cuando no estamos trabajando intensamente en encontrar una solución, y podemos observar de manera relajada la solución a problemas ajenos y aprender de ellos.
3.- Una combinación entre trabajo y descanso, además de una mente inquieta, es la mejor fórmula para generar momentos eureka en nuestro día a día.