Esa sugerente tentación de saber todo, de conocer por completo lo bueno y lo malo que nos va a pasar, de evitar la zozobra de lo desconocido y eliminar el estrés de vivir con inseguridad – esa idea, que parece tan conveniente, es una locura.
Desde niños somos programados para controlar todo lo que pasa en nuestra vida, nuestro cerebro prefiere convivir con certeza en cualquier situación, conocer el desenlace lo antes posible, adaptarse y seguir adelante sin importar si el resultado es favorable o adverso. Pero la realidad es que la incertidumbre de lo que pasará mañana es inevitable, cómo es inevitable asegurar que la incertidumbre y la prosperidad van de la mano, y que quién aprende a bailar con la primera se echa la segunda a la bolsa.
Estoy seguro que si hubiéramos tenido la opción de escoger, casi nadie, estando en su sano juicio hubiera escogido estar aquí, con la vida patas p’arriba, llorando pérdidas, con el trabajo al borde y reorganizando un montón de cosas. No tenemos capacidad para revivir a quienes ya se fueron, tampoco para reactivar la economía mágicamente y regresar al punto de partida. Pero podemos tomar lo que nos ha pasado y utilizarlo para construir algo diferente, incluso algo mejor de lo que teníamos.
El miedo a lo desconocido es, por supuesto, una parte esencial de la naturaleza humana, pero también la supervivencia y la esperanza. Es la eterna convivencia entre estos tres factores la que nos ha traído hasta aquí, destruir enemigos comunes y construir la civilización que hoy tenemos. De manera individual, posiblemente de forma inconsciente, es la incertidumbre la que te ha obligado a buscar más, a no conformarte y empujar.
Otra vez vivimos tiempos de cambios y oportunidades, otra vez es momento de bailar con la incertidumbre, de poner el pasado en segundo plano y vivir nada más lo que tenemos hoy, asumirlo, preparar planes b y c para lo que pueda resultar mañana y responsabilizarnos de construir nuestra felicidad.
Las 5 razones de la semana son una invitación a acariciar la incertidumbre, reconocerla como un factor de cambio y cómo tal, buscarle un lado amable. ¿Será posible que la incertidumbre es lo único que te obliga a progresar?, ¿por qué no lo analizas un momento?
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