La revolución digital se define por los avances de la tecnología que hicieron posible pasar de plataformas mecánicas y análogas a plataformas digitales para distribuir información.
Hoy es posible trasladar todo tipo de datos de un lugar a otro sin la necesidad de hacer operaciones tangibles ni mover materiales físicos. Es este proceso de convertir piezas analógicas en secuencias de números lo que permite que se pueda transferir dinero de un banco a otro con ayuda de una computadora, o hacer llamadas telefónicas utilizando un teléfono inalámbrico, o realizar una transmisión de televisión con ayuda casi exclusivamente de un teléfono celular.
La revolución digital inicia con la invención del transistor en 1947, pero es la estandarización del internet en los negocios y el desarrollo de la computadora personal en la década de los 80 del siglo pasado lo que la convirtió en un fenómeno de masas. En apenas 60 años, la revolución digital se ha convertido en el fenómeno social más significativo en términos de compartir información desde que se inventó la imprenta. Hoy, todo el mundo desarrollado está conectado gracias a ella, y su influencia ha transformado radicalmente la manera en que nos comunicamos, trabajamos y conducimos nuestra vida social. La revolución digital continúa moldeando nuestro futuro a una velocidad alucinante y nadie puede escaparse de ella.
Pero mucho cuidado, a pesar de que la revolución digital tiene una buena imagen por sus beneficios, esta también tiene su lado sombrío. La inteligencia artificial, la automatización de muchos procesos en el trabajo y la manipulación mediática, entre otros, son aspectos que amenazan algunos de los frutos que como sociedad habían costado mucho trabajo conseguir. Hacer las compras en internet, utilizar las redes sociales para establecer contactos o hacer marketing y consumir contenido en todas partes y en todo momento no nos hace parte de la revolución digital – en el mejor de los casos somos el combustible que utiliza para seguir avanzando.
Para beneficiarnos de la revolución digital es necesario adoptarla y adaptarse: entenderla, aprender su lenguaje, su ritmo, sus motivaciones, peligros y oportunidades. Es un hecho, si la entendemos y hacemos uso de sus ventas, la revolución digital puede convertirnos en personas más libres, pero si la dejamos por completo en manos de alguien más, es probable que nos convierta en profesionales más dependientes.
Haz el compromiso, estudia, actualízate, reinventa tu trabajo y tu persona para hacer uso absoluto de la revolución digital y sus beneficios.
Conclusión:
1.- La revolución digital es el proceso por el cual la información análoga se convierte en datos intangibles para trasladarlos de un lugar a otro.
Este proceso ha acelerado el ritmo de vida en todos los sentidos. Hoy bastan unos segundos para transferir cualquier tipo de información de un lugar a otro sin gastar grandes sumas de dinero.
2.- La revolución digital es un arma de dos filos.
Por un lado impacta de manera positiva algunos aspectos de la vida como la medicina y las ciencias sociales, pero por el otro, amenaza conquistas sociales irrenunciables.
El trabajo y todas las relaciones asociadas a él se están redefiniendo gracias a las nuevas tecnologías. Si no hacemos el esfuerzo por aprender el lenguaje de la tecnología, el trabajo y los negocios, corremos el riesgo de ser excluidos del grupo que toma las decisiones.
3.- Para obtener todos los beneficios de la revolución digital es necesario adoptarla y adaptarse.
No basta con tener un teléfono celular y hacer uso de internet para ser parte de la revolución digital. Es necesario adaptarse a las nuevas reglas del juego, asumir la tecnología como una herramienta que tiene la capacidad de crear mucho bien y mucho mal. Depende de nuestra habilidad de reinvención si salimos perdiendo o ganando en esta relación.