No te preocupes, no vamos a hablar de física, lo que pasó es que buscando información para Las 5 Razones dedicadas a Albert Einstein me encontré con la historia del físico norteamericano Richard Feynman.
Me pareció muy divertida e interesante, así que hice más investigación para confirmarla y escribir esta pieza. Ojalá la leas completa, creo que te vas a sorprender.
Resulta que tras la muerte de su padre, Feynman entró en una profunda depresión que le impedía trabajar en proyectos de investigación. Sencillamente no podía concentrarse ni dirigir su atención a un objetivo. Como era incapaz de obtener algún beneficio del estudio de la física, decidió tomarlo como una manera de entretenerse.
Un día, cuando Feynman comía en la cafetería de la universidad de Cornell, se dio cuenta que alguien arrojaba al aire un plato como si se tratara de un frisbee. Cuando el plato alcanzó suficiente altura, distinguió el logotipo de la universidad impreso en el dorso. Parecía raro, pero le dio la impresión que el logotipo giraba más rápido que el movimiento del plato. Decidió investigarlo.
Contrariados, sus amigos y compañeros le hicieron saber que parecía un fenómeno interesante, pero que no le veían utilidad alguna. A lo cual, Feynman contestaba: “no tiene ninguna importancia, lo hago por el placer de hacerlo”.
Sus estudios sobre la oscilación del plato en la cafetería lo llevaron a pensar sobre el movimiento de los electrones en la relatividad, y a su vez, eso lo hizo pensar que también las órbitas giran en la relatividad. Con esos estudios terminó su trabajo sobre electrodinámica cuántica, y con ese trabajo ganó el Premio Nobel de Física en 1965.
Feynman pudo haber abandonado su gusto por descubrir el misterio del logotipo y el plato con la intención de ser más productivo. Pudo haber invertido más tiempo y energía en cosas serias, y como resultado, hubiera perdido el Premio Nobel.
Muchos de los grandes descubrimientos son resultado del simple placer de explorar. Ver una película, leer un libro, escuchar un disco o empezar una conversación sin esperar grandes beneficios puede desatar otras búsquedas o conectar polos que llevan a un final inesperado. Haz espacio en tu vida para las cosas que te gustan y no nada más las cosas lógicas y productivas, esas que todo el mundo dice que tienes que tener en tus planes de desarrollo. Haz lo que se te antoje: si te gusta el olor del pan estudia repostería, aprende a tocar el oboe si alguna vez lo has pensado o atrévete a pintar al oleo o estudiar otra disciplina si sientes que algo te hace falta.
Si quieres descubrir qué es importante para ti, deja espacio para explorar, déjate llevar y prepárate para ser sorprendido.
Las 5 razones de la semana proponen hacer cosas que nunca hacemos porque no tienen ningún beneficio inmediato o no encajan en nuestras prioridades, nos invitan a olvidarnos de la lógica para descubrir otros mundos y crecer.
|