En septiembre de 2006, Banksy, el artista plástico de origen inglés expuso su obra por primera vez de manera oficial en Estados Unidos. Su exposición Barely Legal (Apenas Legal) exhibía algunas de sus obras más controvertidas hasta el momento, entre otras un enorme elefante tailandés pintado exactamente igual que las paredes del cuarto donde caminaba libremente. El significado de la instalación parecía explicarse solo, pero fiel al humor negro que lo caracteriza, Banksy distribuyó pequeñas tarjetas a la entrada de la exhibición con la leyenda “Hay un elefante en la habitación, hay un problema del que nunca hablamos”.
Estoy seguro de que a pesar de que la pintura hacía un efecto camouflage en el elefante, nadie dejaría de notar su presencia en la habitación. Las tarjetas con la explicación no eran necesarias, a menos que la intención del artista fuera la de enviar un mensaje irrebatible: en el país más rico del mundo hay un enorme problema de pobreza del que nunca se habla porque se intenta ocultar con una cobertura falsa.
El elefante en la habitación, traducido del modismo inglés the elephant in the room, se refiere a ese tema espinoso, incómodo y perturbador que todos pueden ver, saben que está ahí pero prefieren callarlo, a pesar de que ignorarlo no terminará con él, sino todo lo contrario. Casi todas las organizaciones, familias y personas tienen y conviven con algún elefante en la habitación, se acostumbran a su presencia inquietante, porque prefieren vivir a medias que correr el riesgo de enfrentarlo.
El elefante puede ser cualquier cosa: la tensión de una reunión de trabajo, las preguntas de un terapeuta o las conductas de un “pariente incómodo”, pero en realidad el elefante es la tardanza para tomar una decisión. La mejor manera de desinflar un elefante es identificarlo, señalarlo y expresarlo abiertamente. “Hey, me parece que esto es un problema, ¿por qué no tomamos unos minutos para hablar de esto, estudiarlo y buscar una solución?”.
El simple hecho de reconocer que existe un problema disminuye la tensión, le permite a todo el mundo relajarse por un momento y cambiar al modo búsqueda de una solución, abandonar la parálisis que tanto daño hace al desarrollo personal o profesional y tomar el control de la situación. La próxima vez que veas un elefante no lo ignores, piensa un momento cual es la mejor manera de ponerlo en el centro de la discusión y abre la conversación. En el fondo, si hay un elefante en la habitación, es porque él mismo está gritando que quiere ser visto.
Las 5 razones de la semana celebran la oportunidad de platicar, abrir la conversación en los temas que nos tienen incómodos y limitan nuestro crecimiento integral.
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