La oficina se está quedando vacía y se te cuecen las habas por salir antes de que te atrape el odioso tráfico de la tarde. Mientras cierras la computadora y recoges tus cosas, piensas qué hiciste hoy de provecho, y repasas tu día para encontrar la respuesta. Enviaste muchos emails, estuviste en algunas reuniones con el equipo, preparaste un PowerPoint y tuviste llamadas con varios clientes. Un montón de cosas, pero pocas muestras de avances tangibles o medibles.
Te vas a casa con la idea de que el día siguiente será más o menos igual, y para mal de colmos, te das cuenta de que así han sido muchos días.
Es una realidad de las profesiones de estos días. Hoy más personas trabajan con ideas y conocimientos que con actividades físicas. La línea de producción de las fábricas se ha transformado en el desarrollo de producto, consolidación de ventas, estrategia de marketing, expansión internacional, etc.
La productividad de un trabajador de las ideas y conocimiento es difícil de medir sin productos tangibles bajo su responsabilidad. Aquí se vende influencia, se ensamblan ideas o decisiones que a menudo tardan mucho en mostrar resultados.
Mira este ejemplo.
Escribir este newsletter puede tomarme 30 minutos, pero desarrollar y conectar las ideas es un trabajo de días. Voy pensando, buscando, leyendo y anotando chispazos. Esto quiere decir que por momentos tengo que dejar de hacer todo para pensar, cerrar los ojos o mirar por la ventana. Mucha gente podría decir que en esos momentos no soy productivo, pero para mí es todo lo contrario. |