Desde hace unos años he gastado menos dinero en cosas, cualquier tipo de cosas.
No es una cuestión de ingresos o inflación, es una filosofía.
Cuando compro ropa, aparatos y otras cositas me siento bien, es agradable, pero mucho ojo. Solo siento una sensación de plenitud cuando gasto en cosas que de verdad enriquecen mi vida.