En 1975, Steven Sasson, un joven ingeniero de Kodak, desarrolló la primera cámara digital. Se adelantó a todo el mundo, pero la compañía no pudo imaginar el futuro. A los ejecutivos les pareció algo interesante. Lo felicitaron, pero le pidieron no platicarlo con nadie.
En ese momento, el modelo de negocio de Kodak se basaba en la fotografía cinematográfica. La cámara digital, algo extremadamente innovador, fuera de serie y con mucho potencial comercial, acabaría con la película que ellos vendían, cosa que a su vez acabaría con el negocio del que todos ellos vivían.