Siempre me he sentido atraído por las historias de reinvención – hay algo de misterio en ellas que las hace muy emocionantes. Por ejemplo, la historia profesional de Arnold Schwarzenegger. De atleta de alto rendimiento pasó a ser un exitoso actor de cine y después a ser político. Podemos estar de acuerdo o no en su desempeño en todas las facetas, podemos especular sobre el futuro que tendría en cada profesión, pero lo que no podemos hacer es discutir que ha cambiado de carrera radicalmente y que en todas ha tenido éxito. No conozco las razones por las que lo hizo, no sé si se vio obligado a hacerlo, si sencillamente siguió sus instintos o si es alguien que se siente atraído al cambio de manera natural. Lo emocionante es entender que cada vez que cambió, creció profesionalmente.
Obviamente no todas las historias de reinvención son tan placenteras como la de Arnold, pero al final eso no importa, lo importante es que reinventarse siempre es bueno. Detrás de cualquier reinvención profesional existe la intención de llegar a un lugar mejor, de dejar atrás la situación en la que alguien se encuentra y darse la oportunidad de crecer.
Muchos procesos de reinvención están ligados a algún tipo de drama o parteaguas; todos hemos escuchado de alguien que se ve obligado a reinventarse por que perdió el trabajo, por que se divorció o por que su negocio se fue a la quiebra. Lo positivo de reinventarse es que te permite poner la mirada en el futuro, es la oportunidad de volver a empezar, de corregir o mejorar y de transformar cualquier situación en algo especial.
Es fundamental entender que reinventarse no es nada más cambiar de profesión – reinventarse profesionalmente es principalmente un cambio de actitud para hacer las cosas de otra manera. Empezar en un trabajo nuevo o cambiar de actividad sin modificar tu mentalidad no es una reinvención. Reinventarse demanda compromiso y sinceridad para definir prioridades y buscar con todas tus fuerzas lo que te hace feliz. Pero no te confundas, la reinvención no tiene que hacerse únicamente cuando estás pasando un mal momento, si estás instalado en una posición cómoda pero hace tiempo no tienes una promoción o una subida profesional importante, es momento de tomar cartas en el asunto, enfocarte en lo bueno, aprovechar lo que haces bien y subir uno o dos escalones más con tu carrera o negocio. Ajusta lo que tengas que hacer y acepta el desafío.
Para decirlo de la manera más sencilla posible, reinventarse es básicamente un cambio de actitud que te permite enfrentar los retos de otra manera, para corregir lo que se descompuso, encontrar lo que no has encontrado o mejorar lo que ya estás haciendo. Es atreverse a mejorar la situación en la que estás sin detenerse mucho a lamentar o venerar la posición que has alcanzado.
Conclusión
1.- Reinventarse profesionalmente no significa cambiar de trabajo o actividad. Reinventarse es un cambio de actitud, es modificar tus hábitos y rutinas para hacer las cosas de otra manera y mejora tu situación actual cualquiera que esta sea.
2.- La reinvención profesional se puede hacer a varios niveles: puedes cambiar radicalmente tus actividades sin modificar la persona que eras, mantener tu valores e intereses intactos. Pero también es posible mantener tu trabajo o negocio, pero cambiar radicalmente la manera en que lo realizas.
3.- Para reinventarte profesionalmente es importante enfocarte en lo bueno para potenciarlo en cualquier dirección que decidas seguir, hacer una limpieza física, mental y emocional de todo lo que te impide avanzar al siguiente nivel, cambiar tu rutina de trabajo lo más posible y entender que estás entrando en una zona desconocida, que por algún momento te vas a sentir incómodo, pero que es la mejor manera de crecer y conseguir más de lo que te hace sentir vivo.