Lo primero que tengo que decir sobre este tema, es que la zona de confort esta directamente ligada a nuestros hábitos y temores. Es un mecanismo de defensa que nos impide probar cosas nuevas para mantenernos en un medio ambiente que considera seguro. Es un escudo que tiene como objetivo encapsularte para evitar que experimentes incomodidades. Dicho de otra manera, es nuestro mecanismo propio de defensa para mantenerte a salvo.
Pero, paradójicamente, lejos de protegerte, el mantenerte en la zona de confort te hace vulnerable, ya que limita tus capacidades y tu visión del futuro. Un profesional actualmente no se puede permitir esto, ya que el mercado laboral y el mundo en general cambian minuto a minuto.
A pesar de ser un órgano, el cerebro se comporta como un músculo: crece en base a la presión que se le aplica. Si lo dejas en estado de reposo por mucho tiempo -lo equivalente a mantenerte en tu zona de confort- lo único que vas a conseguir es debilitarlo. Lo mismo pasa con tus habilidades, si no te esfuerzas constantemente por colocarte en situaciones nuevas, incómodas y hasta desafiantes, muy pronto tus competidores te habrá rebasado y ponerte a su nivel demandara el doble de esfuerzo.
Salir de tu zona de confort suena fuerte y amenazador, pero no tiene porqué ser así. Si poco a poco desarrollas este hábito, pronto estarás buscando retos más grandes de lo que puedes imaginar.
(versión video de esta nota)
4 sencillas ideas para salir de tu zona de confort todos los días
1.- Cambia tus rutinas constantemente
Las rutinas tienen como principio básico hacer que las cosas sucedan de manera más automática y eficiente. Es importante tener una rutina, pero es igual de importante cambiarla y ajustarla conforme sea necesario, antes de acostumbrarte a la ley del menor esfuerzo. Nuestros órganos y habilidades crecen únicamente cuando se les aplica un poco de estrés y resistencia.
Necesitas forzar situaciones nuevas y desconocidas para estimular tu creatividad y capacidad de adaptación.
En tu día a día fíjate que cosas del trabajo y personales haces automáticamente, y cuáles de ellas podrías ajustar para obligarte a buscar nuevas formas de hacer las cosas. No se trata de complicarse la vida, sino de elegir en dónde podemos estimular el cerebro y la mente dentro de nuestra cotidianeidad.
Cuando la rutina se vuelve predecible, facilita que tu cerebro trabaje de manera automática y deje de crecer. Puede ser que por algún tiempo seas muy eficiente, pero estarás limitando tus oportunidades en un mundo que cambia minuto a minuto.
2.- Intenta algo que te de miedo
En materia profesional, lo que nos asusta es lo que tiene más potencial de hacernos crecer. De manera natural nos alejamos de situaciones en las que percibimos algún riesgo, nadie quiere poner en juego lo que ha ganado con tanto esfuerzo. Pero te aseguro, una señal de miedo es el indicador más fiable de que tienes que intentarlo.
Si algo te provoca una sensación es porque es relevante para ti, de otra manera pasaría inadvertido. Lo peor que puedes hacer es ignorarlo. Acércate con inteligencia. Investiga, infórmate, aprende e inténtalo.
Todas las cosas que nos han marcado nos causan respeto de entrada: escoger una profesión, comprar una casa, casarte, mudarte de país, empezar un negocio, renunciar a un trabajo. Claro que da miedo, pero el costo de no haber decidido hubiera sido muy alto.
Es imposible ganarle al miedo, pero a través de intentos aprendemos a controlarlo. Si te da miedo hablar en público, escribir un blog, cuestionar a tus superiores o cualquier otra cosa profesional, no dejes de hacerlo, a partir de hoy hazlo con todo y el miedo.
3.- Delega el control de algo que has hecho por mucho tiempo
No sé cuántas veces he escuchado el cuento ese de que “nadie puede hacerlo igual que yo”. Y a menos que seas el Michael Jordan de tu oficina o negocio, estoy seguro que hay personas que pueden hacer lo que tú haces, mejor, igual o casi igual que tú.
Aferrarse a cosas que tienes mucho tiempo haciendo es una táctica para evitar el cambio, aprender cosas nuevas y crecer. Un profesional exitoso aprende, domina y enseña su labor.
Es tu responsabilidad transmitir el conocimiento y delegar para formar ejecutivos nuevos. Nadie hace las cosas de la misma manera, suelta un poco el control y no te estreses. Con tu supervisión y guía, el resultado tiene que ser no igual sino mejor.
Eso te pone una vez más en una posición de privilegio, ahora tienes tiempo para aprender algo nuevo, más relevante y retador.
4.- Haz pequeñas cosas como no las haces normalmente
No esperes que alguien te pida hacer algo de manera diferente para intentarlo, sorpréndelos y sorpréndente a ti mismo. Entrena tu cerebro para adaptarse rápidamente cambios inesperados. Así, cuando sea necesario, estarás dos pasos delante de la mayoría.
Puedes empezar por tomar el café sin azúcar, bañarte con agua fría, utilizar el ratón de la computadora con la mano contraria, ver las películas subtituladas en vez de dobladas o utilizar las escaleras en lugar del elevador.
Identifica pequeñas tareas que haces de manera mecánica y puedes cambiar, la intención es provocar a tu cerebro a estar alerta, dispuesto a aprender y adaptarse.

Photo by DANNY G on Unsplash
Conclusión
Es probable que en este momento estés dudando, que no des crédito de que en realidad es así de fácil salir de tu zona de confort.
Para mí es que ya estás acostumbrado, no quieres moverte, no quieres intentarlo. Porque salir de tu zona de confort no tiene nada que ver con la dificultad de lo que intentes, tiene que ver con tu disposición y mentalidad.
Dar el primer paso es lo más importante, es donde la gran mayoría se pierde.
Mi pregunta para ti es si perteneces a esa mayoría o eres de los que en realidad quieren triunfar.
Antes de despedirme, tengo para ti una idea sencilla y fácil de aplicar: No te tomes las cosas tan en serio. Si no estás haciendo una operación de corazón, ríete de ti mismo cada vez que te equivoques.