Según los estudios realizados en la Universidad Duke en los Estados Unidos, hasta el 40% de nuestras actividades en un día son hábitos aprendidos con anticipación. Se dice fácil, pero si lo piensas con atención quiere decir que casi la mitad de tus acciones en un día de trabajo pasan en piloto automático. Esto no tiene por qué ser malo, al contrario, puede ser muy buena noticia si te preocupa tu efectividad y tu desarrollo profesional. Porque si pones atención al momento de desarrollar hábitos, puedes programar el transcurso de tus días para conseguir los objetivos que te has planteado, y al mismo tiempo disfrutar más de tu profesión. Desafortunadamente, la mayoría de personas no lo ha conseguido.
Llevamos mucho tiempo envueltos en una serie de cambios profundos; todos hemos vivido las transformaciones en materia de comunicaciones, relaciones personales, educación y trabajo. Es natural sentirse amenazado, pensar que estás a prueba todo el tiempo, y que, para mantener tu trabajo o mejorar tu situación profesional, tienes que adquirir nuevas habilidades, aprender más cosas, involucrarte en otros proyectos y estar ocupado todo el tiempo.
Antes el trabajo era evaluado en base a la cantidad, entre más se hacía se consideraba mejor, esto terminó por convertirse en una costumbre y después en un verdadero problema. Hoy se trabajan más horas, pero la mayoría de ellas son poco productivas. No podemos olvidar que mucho trabajo se ha automatizado, ya no es necesario trabajar más, lo que se necesita es tiempo para el análisis y la creatividad, ahí es dónde se marca diferencia, en el trabajo intelectual, en la capacidad de pensar de manera diferente para resolver problemas nuevos.
El principal reto para muchos trabajadores es liberar espacio en la memoria, olvidarnos de hábitos poco productivos e ineficientes para permitir que crezcan las habilidades esenciales de nuestros días.
Si quieres hacer un cambio real y sostenible no pienses que vas a conseguir todo de la noche a la mañana. Enfócate en el mediano y largo plazo, empieza por dar pasos pequeños que te mantengan motivado, pero sobre todo concéntrate en dejar de hacer, soltar tareas y costumbres viejas que ya no funcionan en nuestros días y ábrete al pensamiento lateral, a la creatividad y el análisis.
Esto es lo que tienes que dejar de hacer inmediatamente para ser más exitoso en 2021:
1.- Deja de trabajar todo el tiempo
En 1926, Henry Ford, fundador de la Ford Motor Company descubrió que la productividad aumentaba cuando los trabajadores disminuían la jornada laboral de 10 a 8 horas, y de 6 a 5 días. Fue entonces cuando nació la jornada laboral de 40 horas que se mantiene vigente hasta nuestros días.
El problema no nada más la cantidad de horas que se trabajan sino cómo se administran y el tipo de trabajo que se realiza. Ya se sabe que todos tenemos, en promedio, dos horas diarias de trabajo profundo y enfocado. Estas horas y el trabajo que realicemos durante este periodo es lo que marca la diferencia entre conseguir objetivos, su importancia o quedarse estancado.
Es evidente que entre más horas se trabaja la productividad disminuye porque realizamos trabajo poco relevante. Trabajar muchas horas es poco productivo y efectivo. Administra tu tiempo y energía, trabaja menos pero en lo más importante.
2.- Deja de decir que sí a todas las oportunidades que se presentan
Según el Principio de Pareto, el 20% del esfuerzo produce el 80% de los resultados; sin embargo, el 20% de los resultados consume el 80% del esfuerzo.
En lugar de trabajar más duro, deberías enfocarte en aquellos esfuerzos que producen el 80% de los resultados y renunciar a todo lo demás.
Deja de decir “sí” a todas las tareas y oportunidades, sobre todo a las que generan pocos resultados. Como dice Warren Buffet, “La diferencia entre personas exitosas y personas muy exitosas es que la gente muy exitosa dice “no” a casi todo”.
3.- Deja de hacer todo tú mismo
Ser un profesional exitoso no tiene nada que ver con hacer todo tu mismo y tiene todo que ver con la calidad del equipo con el que trabajas.
Es muy importante buscar ayuda cuando es necesario. Porque si te involucras en todo, además de retrasar los procesos los resultados, van a ser mediocres.
Deja la mayor parte del trabajo para los especialistas y enfócate en manejar a tu equipo y hacer únicamente en lo que eres extraordinario.
4.- Deja de buscar la perfección
Simon Sherry, profesor de psicología de la Universidad de Dalhouise, descubrió que los profesores que realizan investigaciones y son abiertamente perfeccionistas obtienen menos resultados positivos que sus compañeros menos minuciosos.
Sherry pudo comprobar que cuando un profesional está preocupado hasta el último detalle, tarda mucho más empezar el trabajo y enfocarse en lo importante, pierden mucho tiempo en cosas pequeñas y en general disminuyen su productividad.
En los negocios, como en el trabajo, el paso más importante es el primero, tomar acción con lo que se tienen y corregir en el camino. Es imposible alcanzar la perfección, los profesionales exitosos se preocupan por ser excelentes, nunca perfectos.
5.- Deja de enfocarte en los problemas
Es fácil identificar un problema y señalarlo, pero solamente alguien especial puede observar el mismo escenario, identificar oportunidades y proponer una solución.
El hábito de ver las cosas malas en toda situación es tan popular como negativo. Todos tenemos la capacidad de ver las cosas de manera positiva, incluso en los escenarios complicados, es una cuestión de actitud que se fortalece cuando más la practicamos.
No te enfoques en lo negativo, para eso ya tenemos suficientes personas en el mundo, lo que se necesita es quien vea como resolver los problemas nuevos.
Conclusión:
Todos tenemos las mismas 24 horas del día, la diferencia es cómo las administramos y en qué ocupamos nuestro tiempo más productivo.
Antes de ver qué más puedes hacer para mejorar en el trabajo o conseguir tus objetivos, analiza todo lo que estás haciendo e identifica qué puedes dejar de hacer.
Cuando te olvidas de tareas o hábitos poco productivos abres espacio para lo más importante; pensar, analizar y encontrar soluciones. Deja de hacer todo lo que puedas e incorpora el pensamiento creativo como una de tus habilidades, adóptalo como uno de tus principales hábitos y deja que ocupe el espacio de los que no te ayudan para nada.