¿Será un término de moda, un culto a su significado o es pura pretensión?
La innovación se entendía como la introducción de una idea fresca y creativa en un concepto viejo. Hoy, la innovación se asocia con el concepto de vanguardia de la tecnología, es la modernidad, es el combustible de los negocios y la estrategia a seguir, de un tiempo acá la innovación se presenta como una obligación para los profesionales y negocios, y si me apuras un poco me atrevo a decir que la carrera por la innovación está llegando a niveles que parecen sacados de una película de ciencia ficción. Nada en contra de los viajes al espacio o los conciertos de la versión holograma de Lady Gaga, pero para ser sinceros, en el día a día de las mayorías, la innovación es mucho más sencilla que eso y por lo general no es bien adoptada.
Para muchas personas la “cultura” de la innovación significa hacer el trabajo de otra manera, aprender habilidades diferentes, modificar sus hábitos, adaptarse o perder el trabajo, es cierto que el cambio es una constante en la vida, pero el cambio no tiene por que ser siempre revolucionario. De hecho, muchas de las grandes compañías que formaron su reputación como innovadoras cuando eran pequeñas, hoy obedecen a las lógicas convencionales del mercado, y obligadas a entregar grandes ganancias para sus inversionistas, han favorecido la estabilidad para contener su ADN innovador, de alguna manera podemos decir que en estos casos la innovación fue víctima de su propio éxito.
En términos generales, la idea de la innovación como sinónimo de éxito me parece linda pero muy romántica, es cierto que el mundo se mueve de manera constante y todos tenemos que adaptarnos todo el tiempo, pero la mayoría de las veces con no perder el paso y caminar a su ritmo es suficiente para estar bien.
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