Preferiblemente calmarla antes de que comience, y para esto necesitamos entenderla un poco.
Generalmente la ira tiene que ver con nuestros pensamientos y creencias. Por suerte, ambas están bajo nuestro control. Por eso, cuando la ira aumenta, hacer una pausa es la medida de prevención más sencilla.
Imagina por un momento que lees en redes sociales algo con lo que no estás de acuerdo. Comentarios que contradicen tus ideas y creencias, o algo que sabes es falso y tramposo. ¿Qué haces? ¿Te enojas, contestas y compartes? o ¿te retiras y sigues con tu vida?
Si pasas más de 10 minutos al día en cualquier red social, sin duda encontrarás algo con lo que no estás de acuerdo. Cosas tan absurdas y molestas que justifican perfectamente sentirse irritado.
OK, pero ¿qué pasa si el comentario que te saca de quicio lo hace tu jefe?, ¿puedes evitar pelearte con él?
Estoy seguro que no quieres que la gente te juzgue por un mal momento o una reacción fuera de control. Así que entendamos que la ira es una emoción compleja de manejar, es como una inyección de energía que nos hace pensar “yo tengo toda la razón”, “están equivocados”, “así no son las cosas”. Bueno, incluso cuando tienes la razón (es una opción) engancharse en discusiones puede ser muy estéril y desgastante. Es casi imposible cambiar de manera de pensar a alguien con argumentos.
Mi recomendación es tomarlo con calma, alejarse y seguir con la vida, dedicar tiempo y energía a las cosas que nos hacen crecer.
Si tienes problemas para manejar tus emociones en las redes sociales, te comparto 5 acciones que puedes hacer para disfrutarlas y utilizarlas en tu beneficio, en lugar de perder lo mejor de ti peleando con robots chupa-energía.
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