Cuando apenas tenía 6 años pasó nueve meses en cama. Los problemas empezaron con el sarampión, pero las complicaciones llegaron rápidamente a los oídos y la garganta. Aburrido y sin poder ir a la escuela, mataba el tiempo leyendo comics.
Toneladas de historietas pasaron frente a sus ojos, de vez en cuando copiaba los dibujos y escribía uno que otro diálogo. Le gustaba modificar las historias para darles un giro todavía más inesperado.
Un día, finalmente mostró a su mamá una de las historias. Impresionada le pregunto si él mismo la había escrito. Stephen dijo que no, que había copiado la mayor parte de la trama. “Escribe una tuya, estoy segura que puedes escribirla mejor que la original,” le dijo la madre.
“Recuerdo una sensación inmensa de libertad, como si me hubieran llevado a una casa con miles de puertas cerradas y me hubieran dado permiso para abrir todas las que quisiera”, decía Stephen. Siguió el consejo de su mamá y escribió una historia, luego otra, luego otra y otra más. Al paso de los años, ha publicado más de 50 libros y vendido más de 350 millones de copias, su nombre: Stephen King.
La carrera de Stephen King empezó con una idea sencilla de su mamá: crear es más valioso que consumir.
Cuando pensamos en información y contenido, pensamos en ellos como si fueran comida: nos enfocamos en consumir más y procesarlas rápido, y mientras nos ocupamos de lo que pasa en el exterior, nos olvidamos de lo que ya tenemos dentro. La información y experiencia que ya tenemos necesita espacio para crecer y formar nuestro punto de vista.
Este es el principal problema al que nos enfrentamos cuando consumimos contenido en internet, nos atiborramos de ideas ajenas y contenemos las nuestras. Esto no significa que dejes de leer e investigar, se trata de encontrar un equilibrio. Siempre habrá un libro más por leer, un podcast más por escuchar o un curso más que puedas estudiar, pero si no generas tus ideas propias, de poco servirá todo eso.
Oblígate a escribir lo que piensas, a publicarlo y compartirlo. Crea cosas sin importar si son perfectas. Empieza un negocio o reinventa las cosas en la oficina. Así, como el pequeño Stephen, empieza copiando, pero atrévete a revelar tu personalidad. Déjanos ver tu marca personal, eso es lo que hace falta, ¡eso es lo que importa!
Este fin de semana te doy 5 ideas para encontrar tu voz, afinar tu marca personal y empezar a crear.
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