Muchas personas tienen un espacio para trabajar en casa. Es muy diferente al lugar donde trabajan cuando van a la oficina, pero le llaman de la misma manera. ¿Por qué?
Porque cuando estás trabajando en casa estás pensando de la misma manera que cuando trabajas en la oficina y, en términos generales, la oficina es un espacio donde la gente hace apenas lo necesario, las puñaladas por la espalda están a la orden del día y las buenas ideas se mueren en medio de la burocracia, las inseguridades y las aburridísimas juntas de trabajo. En mi opinión, la oficina recuerda cubículos, mal café y trabajo repetitivo y aburrido. La oficina y los objetivos personales no van de la mano.
Entonces, ¿por qué llamar oficina en casa al espacio donde puedes imaginar, planear, crear y multiplicar tus metas?
El lugar para trabajar desde casa bien podría llamarse “laboratorio para la creatividad”, y aludir a un lugar abierto a la experimentación y el juego. Porque el trabajo tiene que ser divertido y emocionante, tiene que hacerte sentir bien, además de brindarte la oportunidad de crecer y volar muy alto. No importa si tienes una habitación destinada al trabajo o trabajas en la barra de la cocina, lo que hagas ahí tiene que ver con la mentalidad correcta, y la mentalidad empieza por llamar a las cosas de manera inusual.
El título de las cosas puede asustarte o inspirarte. Por eso, si tienes un equipo y les llamas “empleados” o “trabajadores”, no esperes que den un poco más, mejor llámalos y trátalos como colaboradores. A tu lista de tareas, deja de decirle “cosas por hacer”, y mejor refiérete a ella como la “lista de oportunidades”, y verás que las vas a encarar de forma distinta.
La idea es muy sencilla: si le das nombres normales a las cosas, tus resultados serán normales, pero si las llamas de manera diferente pueden sorprender a todo el mundo, incluido tú.
Este fin de semana, vamos a ver qué necesita tener un espacio para inspirarnos y hacernos volar
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