Desde hace unos años he gastado mucho menos dinero en cosas. No es una cuestión de ingresos o inflación, es una filosofía.
Cuando compro ropa, aparatos y otras cositas me siento bien, es agradable, pero solo siento una sensación de plenitud cuando gasto en cosas que de verdad enriquecen mi vida.
Si bien es cierto que nuestra economía depende del consumo, creo que no tenemos que exagerar ni mucho menos confundir prosperidad con consumismo. Por eso, yo priorizo el ahorro sobre el gasto y prefiero invertir en cosas que se consideran activos, no pasivos.
En Estados Unidos, la inflación empezó en serio en 2021. A partir de esa fecha, los coches se empezaron a vender entre 10 y 30% por arriba de su precio real. Pero por cuestiones de educación, estilo de vida y pura costumbre, la gente aquí prefiere manejar un coche nuevo en lugar de aguantar un año más con el que ya tiene y ahorrar para algo más útil. El consumismo a todo lo que da.
Curiosamente, las personas verdaderamente ricas (las que sí son ricos y no los que se creen) no son consumidores compulsivos. Ellos poseen activos, negocios y lo que se conoce como “deuda buena”. Su principal preocupación no es como la de muchos otros: comprar, gastar y aparentar. Warren Buffet (uno de los hombres más ricos del mundo) manejo por muchos años un Cadillac XTS 2014, y cuando le preguntaban cuando iba a cambiar su coche la respuesta era “eso puede esperar” |