Pablo Picasso realizó más de 40,000 obras en 78 años de carrera.
Resulta sorprendente descubrir que menos del 10% de sus creaciones sean medianamente conocidas y consideradas obras maestras. Desnudo, hojas verdes y busto (oleo, 1932) fue vendido en el año 2010 por 106 millones de dólares, convirtiéndose hasta ese momento en la obra más cara vendida en una subasta. Es conocido como uno de los pioneros del cubismo, un revolucionario y transformador, su obra cambió la pintura y escultura en Europa pero nunca durmió en sus laureles.
Hijo de padre pintor, Pablo aprendió a dibujar antes que hablar, desde muy joven se convirtió en un profesional de tiempo completo, estudió y trabajó largas horas para perfeccionar su técnica y dar espacio a la creatividad. Fiel a una férrea disciplina de trabajo Picasso solía decir que la inspiración existe, pero tiene que encontrarte trabajando.
Su influencia rebasa el terreno de las artes plásticas – su filosofía y estilo de vida han sido ejemplo para innovadores en muchas materias que continúan descubriéndolo. Es imposible saber si su genialidad se debió a sus habilidades naturales o sus larguísimas sesiones trabajo, la verdad ¿qué más da?, si fue necesario crear más de 40 mil obras para cambiar el mundo con unas cuantas estaremos de acuerdo que valió la pena. Para Pablo ser prolífico en el trabajo nunca fue un problema, amaba lo que hacia y hacía lo que amaba.
Tal vez esta es la mejor enseñanza de la historia: para alcanzar un nivel excepcional, desarrollar nuestra parte más creativa e innovadora es necesario dedicarnos a lo que nos gusta más, entregarnos sin limitaciones, hacerlo apasionadamente, atrevernos y generar ideas constantemente. Es imposible atinar todo el tiempo, pero si conseguimos hacerlo el 10% de las veces podemos construir una buena historia.
Las 5 razones de la semana invitan a buscar la creatividad todo el tiempo y en todas partes, a no limitarnos, trabajar duro para descubrir la parte creativa y mejorar día a día.
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