Para la mayoría de personas el juego tiene un significado y solo uno: diversión.
Escuchar la palabra “juego” nos regresa a la infancia, a las tardes con los amigos corriendo en el parque, pateando una pelota o tirándonos de una resbaladilla y romper el uniforme escolar sintiendo cero responsabilidad. Por eso cuando, somos adultos, es casi imposible ver el juego de otra manera.
El trabajo es algo muy serio. La alegría, la experimentación y la felicidad -en el mejor de los casos- pueden esperar para el fin de semana, porque difícilmente tienen espacio aquí. Sin embargo, el juego es algo serio, e introducirlo en tu rutina de trabajo puede traer muchos beneficios.
El juego puede ser pura creatividad. Sería tonto asegurar que el trabajo puede ser divertido siempre. Hasta los trabajos más creativos tienen una dosis de tareas difíciles, pero cuando los proyectos arrancan, el juego es muy bueno para diseñar estrategias y eliminar los pensamientos limitantes. También es muy bueno para mantenernos motivados en el punto medio de un proyecto, cuando el entusiasmo comienza a caer por la acumulación de cansancio.
El juego nos ayuda a equilibrar el trabajo
La importancia del juego en la vida fue explorada por primera vez por los griegos, así de vieja es. Entre todos sus dioses, dos destacan por su importancia: Apolo, dios de la razón y la sabiduría, guardián de la paciencia, la minuciosidad, el deber y el pensamiento lógico. Apolo administró aspectos del gobierno, entre otros, el comercio y lo que ahora llamaríamos ciencia. Pero también había otro dios importante, una figura diametralmente opuesta a la que los griegos llamaban Dionisio. A él le preocupaban la imaginación, la impaciencia, el caos, la emoción, el instinto y el juego. Lo que se conoce como dionisíaco implicaba sueños, liberación y relajación de las estrictas reglas de la razón.
Los griegos no pensaban que una vida estaba completa sin una combinación de estas dos figuras. Tanto Apolo como Dionisio tenían sus derechos sobre las vidas humanas, y cada uno podía influir las mentes humanas si llegaban a desequilibrarse. Es importante tener en cuenta que estos dos lados de la vida, el frívolo y el recatado, el cuidadoso y el caótico, pueden y deben abrazarse uno al lado del otro.
El juego nos libera de los miedos
Cuando somos niños, el juego nos permite permite probar cosas sin cuestionarlas en exceso. Una vez que nos convertimos en adultos, experimentar se convierte en una posibilidad de ser criticado, y la amenaza más grave al desarrollo de una carrera profesional. Nuestro mundo se convierte en algo serio y cuadrado, entonces el juego es considerado una característica de los inmaduros.
Pero te tengo una noticia, son precisamente los adultos los que dan lugar a la experimentación y se liberan del miedo al qué dirán, quienes determinan lo que es aceptado, admirado y digno de ser repetido en nuestra sociedad.
El juego puede ser algo muy serio y ayudar mucho nuestro desarrollo profesional, hagamos de él uno de nuestros principales hábitos.
Vamos a divertirnos y aprender con estas 5 recomendaciones.
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