“Si mis cálculos son correctos, cuando el coche llegue a 88 millas por hora, vas a ver algo bien grande”, Dr. Emmett Brown. Esta es una de las tantas frases memorables de Volver al Futuro, una de mis películas favoritas de los años 80.
Además de la trama y la ropa de Marty McFly, el personaje interpretado por Michael J. Fox, lo que más me gusta de la película es que rompe con todas las reglas del cine de aventuras en Hollywood:
1. No confundir a la audiencia con información demasiado técnica y difícil de entender.
En una de las escenas más importantes, Doc Brown marea a Marty con un montón de términos sobre viajes en el tiempo. Esto era un lenguaje completamente nuevo para el público general: “desplazamiento temporal”, “capacitor de flujo” y “mil gigavatios de electricidad”. ¿Qué diablos dice? ¡No entiendo nada!
2. Los protagonistas deben enfrentar contratiempos, aprender de ellos y convertirse en una mejor versión de ellos mismos.
En la película, Marty rara vez aprende algo. Cada vez que lo llaman cobarde reacciona exageradamente, se convierte en un energúmeno y se mete en problemas.
3. No toques temas sexuales en una película para todo el público.
Después de que Marty viaja en el tiempo a 1955, su mamá se empieza a enamorar de él, sin saber que será su propio hijo en el futuro 😳. En algunas escenas incluso le hace serias insinuaciones sexuales. Nunca había visto tantos papás retorcerse en el asiento del cine sin saber qué decirles a sus hijos.
4. Los héroes generan cambios muy grandes para llegar a un final feliz.
En Volver al Futuro, Marty no quiere que las cosas cambien. De hecho, regresó al pasado para asegurarse que las cosas siguieran exactamente igual.
Todo esto no es romper las por que sí, más bien es jugar con ellas y reescribirlas para generar un guion que se sigue celebrando 40 años después.
Seinfeld es otro ejemplo de la misma idea: romper las reglas para crear algo grandioso. Desde el principio, los productores de esta celebrada serie, sabían que ningún episodio acabaría como todos esperaban (con abrazos y aprendizajes). Su idea era reírse de los errores y defectos.
Estas dos obras maestras nos demuestran que, si seguimos las reglas convencionales para crear un éxito, vamos a obtener resultados convencionales. En cambio, si queremos crear algo notable, tenemos que abandonar las reglas establecidas
y escribir las nuestras.
Esta semana, 5 maneras de romper las reglas para crear algo muy especial:
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