En cuestión profesional, tu mentalidad es todo. La mentalidad es la manera en la que ves y te comportas en el mundo. Carol Dweck la separó en dos modelos: mentalidad fija, y mentalidad de crecimiento.
Las personas con mentalidad fija son todas aquellas que tienen pensamientos limitantes, que viven con miedos y nunca hacen nada más allá de lo que alguien más les pide y deja que hagan. Es normal escucharlos decir cosas como, “no puedo hacerlo, no es para mí, no tengo las habilidades que se necesitan, nunca voy a conseguirlo” o “soy un fracaso”. Pero por otro lado, existen hábitos que nos llevan a tener una mentalidad de crecimiento.
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Diferentes mentalidades
Mientras que las personas que tienen una mentalidad de crecimiento ven el mundo lleno de oportunidades y, a pesar de encontrar obstáculos como todos los demás, están dispuestos a hacer lo que sea para superarlos y conseguir lo que quieren. Este tipo de mentalidad es una característica de los emprendedores, atletas de alto rendimiento y ejecutivos de alto impacto.
La mentalidad fija o limitante se puede cambiar por mentalidad de crecimiento y, ésta a su vez, se puede fortalecer porque como muchas cosas que tienen que ver con nuestro desempeño, la mentalidad es resultado de nuestros hábitos.
Por eso, si quieres fortalecer tu mentalidad de crecimiento, o cambiar una mentalidad limitante, lo que tienes que hacer es poner atención a tus hábitos de todos los días y desarrollar hábitos productivos o saludables que te ayuden a ver el mundo de otra manera.
Los hábitos y tu mentalidad
Los hábitos son la estructura que sostiene nuestro plan de vida. Y cuando hablamos de hábitos y mentalidad, podemos decir que de acuerdo a los hábitos que tienes, te puedes sentir seguro y competente, o inseguro y poco calificado para hacer una tarea o empezar un proyecto.
Es más fácil pensar en hábitos concretos, como hacer ejercicio que en hábitos intangibles, como son los pensamientos o conceptos, pero que no te quede la menor duda que lo que piensas, cómo te hablas a ti mismo y tus definiciones de muchas cosas también son hábitos, o por lo menos están fundadas en ellos. Por eso es que cuando aparece un problema o nos vemos obligados a cambiar, algunas personas lo ven como una oportunidad mientras que otras lo ven como una amenaza.
La mejor manera de desarrollar y cultivar una mentalidad de crecimiento es dirigiendo tus pensamientos a través de los hábitos. No es algo que pase de la noche a la mañana, toma tiempo, se necesita compromiso, paciencia y dedicación, pero se puede conseguir, muchas personas lo han hecho.
Mentalidad de crecimiento
Las personas con mentalidad de crecimiento, acostumbran a escribir un diario, o por lo menos hacer notas regulares de sus días, incluyen lo bueno y lo malo para aprender de todo, revisan sus objetivos de manera sistemática y tienen agendas muy bien organizadas. Estas rutinas les ayudan mucho a mantener una mentalidad positiva y conseguir resultados, pero para descubrir su secreto tenemos que dar un paso atrás, a lo que pasa antes de realizar esas acciones.
Eso, exactamente lo que se hace antes y se hace de manera constante y automática, son los hábitos que forman una mentalidad de crecimiento.
Estos son los hábitos que ayudan a formar una mentalidad de crecimiento. Hola, soy Julio Muñiz, hoy voy a hacer un recorrido por los hábitos de la mentalidad de crecimiento.
Comenzar todos los días poniendo manos a la obra
A las personas con mentalidad de crecimiento, las cosas buenas no les pasan porque sí, ellos la provocan. Empezar todos los días poniendo manos a la obra es la diferencia entre vivir una vida por diseño o por accidente. Si empiezas los días dando un paso adelante; defines la agenda de tus días, decides en qué inviertes tu tiempo y te acercas a tus metas más importantes.
La productividad es una característica que empieza exactamente cuándo decides dar el primer paso adelante, a partir de hoy empieza a hacerlo todos los días.
Alejarse de las personas negativas
Seguramente has escuchado que somos el promedio de las 5 personas con las que más convivimos. Parece una frase armada, un lugar común, pero es muy cierto que lo que escuchamos, las conversaciones en las que participamos y la información que nos comparten, forma nuestra manera de pensar. Si alguien tiene una actitud negativa y está todo el tiempo a nuestro lado, sin lugar a dudas va a influir en nuestra manera de ver el mundo.
No tienes por qué ignorar las cosas malas que pasan en el mundo, ni ser grosero con quien siempre ve que todo está mal; lo único que pido es que intentes ver las oportunidades incluso en las crisis y te sacudas las malas vibras e ideas negativas porque esas ideas lo único que hacen es alimentar el miedo a decidir.
Recuerda el primero de los hábitos para formar una mentalidad de crecimiento, y toma acción, aléjate de todos los pensamientos negativos y limitantes que puedan influir en tu manera de pensar.
Aprender de los errores de otros
Aprender de los errores es una manera inteligente de manejar los descalabros, pero nadie ha dicho que nada más puedes aprender de tus errores. En realidad, deberíamos aprender algo en todo momento, incluso cuando no estamos participando activamente en algo.
Sería absurdo no aprovechar todo el conocimiento y experiencia que se ha acumulado en la historia de la humanidad, así que estudiar casos de éxito y fracaso ayuda muchísimo a diseñar mejores estrategias.
Enfocarse en objetivos grandes
La mentalidad de crecimiento te hace una persona segura, y las personas seguras siempre quieren más y mejor. Cuando digo más y mejor, no me refiero a más dinero o más cosas materiales, obviamente también puede ser, es válido, pero yo me refiero a más y mejor impacto en la vida de otros.
Es importante tener retos y sentir la adrenalina de la competencia, pero es más poderoso trabajar en lo que te gusta e impactar de manera positiva en la vida de más personas. Si quieres crecer sin limitaciones, trabaja en algo que agregue valor todos los días.
No tener excusas
Las personas positivas no tienen excusas para nada, sencillamente se hacen responsables de todo lo bueno y malo que les pasa.
Se necesita valor para admitir los errores o en su defecto, reconocer que no se tenía un plan b para salir de algún problema. Asumir la responsabilidad de todo es la única manera de asegurar que las cosas lleguen al lugar que algún día imaginaste.
Aprender de los errores, levantarse, corregir y seguir adelante, además de asumir el control completo de tu vida, te abrirá las puertas a trabajar con los mejores profesionales en cualquier cosa porque solo el que reconoce sus fallos es capaz de reconocer el trabajo de su equipo y otorgarle todas las herramientas para desarrollarse.
Conclusiones:
Cambiar y mejorar cualquier cosa relacionada a tu desempeño y bienestar siempre acaba en el mismo lugar, tus hábitos, la mentalidad no es la excepción.
Desarrolla los hábitos que te ayuden a desarrollar una visión positiva del mundo, que te hagan sentir seguro y capaz de resolver o aprender cualquier cosa con tal de conseguir tus objetivos, no olvides, establece objetivos grandes y generosos, que ayuden a más personas a crecer personal o profesionalmente.