La buena noticia es que todos tenemos los cuatro recursos indispensables para conseguir el éxito que buscamos, la mala es que son finitos, y que la posición que ocupamos en la vida depende de la manera en que los administremos.
Los cuatro recursos necesarios para crecer profesionalmente son el tiempo, la energía, el enfoque y los bienes. La cantidad que poseas de cada uno influye, pero no es determinante, la diferencia la marca el talento que tengas para utilizarlos. Para mí el secreto está en la planeación.
A todos nos ha pasado algo así: empiezas la semana con muchas ganas, tienes grandes planes. Estás convencido que será la semana perfecta, pero antes de que termine el lunes y cuando menos lo esperas, todo se desordena. Lo urgente le ganó a lo importante y nada – o muy poco – de lo que querías hacer se ha concretado. Este es el ejemplo perfecto de una mala organización y, en términos generales, a muchas personas les pasa lo mismo con todos sus recursos: malgastan tiempo, energía o dinero en cosas que probablemente representan una meta inmediata, pero que en el largo plazo cobran factura.
Nuestros recursos tienen un límite, no tenemos tiempo, dinero, energía ni enfoque para hacer todo lo que pasa por nuestro escritorio. Por eso, planear de manera minuciosa cómo los invertimos es la manera más sencilla y efectiva de cubrir las obligaciones de todos los días y, al mismo tiempo, dejar el espacio suficiente para las actividades estratégicas y de crecimiento.
Tus recursos son el capital con el que cuentas para invertir en el futuro. Planea viendo hacia delante. No mires nada más lo inmediato, planea para lo mejor.
Este fin vamos a valorar los recursos que tenemos, y aprender a administrarlos como un ninja. |