¿Qué tan inteligente eres? Creemos que sabemos la respuesta a esa pregunta, cuando en realidad la pregunta es incorrecta.
La pregunta correcta es ¿cómo eres inteligente?. La diferencia parece pequeña, pero es muy profunda.
La primera pregunta sugiere que hay una forma finita de medir la inteligencia y que el valor de la inteligencia de cada persona es un número o cociente de algún tipo. Esto sugiere una verdad que no reconocemos; que hay muchas maneras de expresas la inteligencia y que ninguna escala puede medirla.
La naturaleza de la inteligencia siempre ha sido objeto de controversia, especialmente entre los especialistas que pasan la vida pensando en ella. No estoy de acuerdo en lo que dicen que es la inteligencia, quién la tiene y cuánta.
En una encuesta realizada en Estados Unidos, una muestra de psicólogos intentó definir la inteligencia con una lista de 25 atributos. Solamente 3 de estos fueron mencionados por el 25% de los participantes.
Siempre se han criticado las definiciones de inteligencia basadas en coeficiente intelectual, y en los últimos años han ganado teorías alternativas – a veces contradictorias – que argumentan que la inteligencia es mucho más de lo que pueden decir las pruebas de IQ.
El psicólogo de Harvard Howard Gardner ha argumentado que no tenemos una, sino múltiples inteligencias, que incluyen la inteligencia lingüística, musical, matemática, espacial, kinestésica, interpersonal e intrapersonal (conocimiento y comprensión de sí mismo). Gardner argumenta que estos tipos de inteligencia son más o menos independientes, y ninguno es más importante, aunque algunos pueden ser “dominantes” mientras que otros están “dormidos”. Dice que todos tenemos diferentes fortalezas en diferentes inteligencias y que la educación debe tratarlas por igual, para que todos los niños tengan oportunidades de desarrollar sus capacidades individuales.
Este es un fragmento de “El Elemento, descubrir tu pasión lo cambia todo”, de Sir Ken Robinson, uno de mis libros favoritos sobre creatividad y desarrollo personal.
Hoy quise compartirte este fragmento porque un cliente me pidió que le sugiriera una rutina para ejercitar su cerebro y desarrollar habilidades diferentes. La rutina es muy divertida y funciona para cualquier persona, por eso te la comparto también a ti.
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