Desde hace unas semanas empecé a trabajar en los cambios que quiero hacer en inconfundibleMENTE, el taller que estoy preparando y los primeros apuntes para un libro.
Todavía no estoy listo para compartir detalles, pero sí puedo platicar cómo trabajo en más de un proyecto al mismo tiempo sin volverme loco. La estrategia es sencilla, se llama procrastinar.
Pero no me refiero a procrastinar como cuando no quieres ordenar tu closet o llevar el coche a cambiar el aceite – tanta modernidad y seguimos atrapados en esas tonterías -, me refiero a la procrastinación con sentido. Sí, del tipo de procrastinación que ya he hablado antes en el newsletter y en los videos de YouTube.
Para ponerlo en blanco y negro, me refiero específicamente a esto: Todas las mañanas, si no hay otra prioridad, trabajo de manera muy enfocada en alguno de los proyectos por unos 45 minutos. Nada evita que lo haga, no tengo distracciones de ningún tipo; escribo mis ideas, argumentos y estrategias de manera muy consistente.
Después de muchos años desarrollando ideas y estrategias, ya sé que esos primeros pensamientos no son los mejores. Mucha gente piensa que las primeras ideas siempre son cosas que hemos escuchado, leído o visto antes, que en realidad no son nuestras ideas, sino la manera en la que recordamos las cosas de acuerdo a lo que se dice y el sentido común. En gran parte estoy de acuerdo con esto.
Por eso, después de anotar las primeras ideas me detengo, dejo la semilla plantada en el cerebro y me alejo para dar espacio a que crezca.
Si bien cualquier persona pude pensar que estoy procrastinando, no es cierto, la verdad es que yo me detengo deliberadamente para alimentar la semilla con todo lo que necesita: buenos nutrientes y espacio.
Cuando dejas una idea en pausa, no quiere decir que la espera es pasiva. Si te dedicas a llenar tu fábrica de pensamientos – me refiero al cerebro – con información de calidad, incluso cuando esperas, el subconsciente sigue trabajando. Es el momento en el que consolida recuerdos, asocia información nueva con cosas archivadas y crea conceptos innovadores. Esta es la razón por la que las ideas aparecen en los momentos conocidos como eureka, que en griego quiere decir “lo encontré”.
Puede que no lo creas, pero todos somos depósitos vivientes de momentos eureka, pero si no das espacio o los alimentas con información de calidad, no estás permitiendo que florezcan. El secreto es alimentarte con cosas que te hagan pensar, reflexionar, cuestionarte e inspirarte.
Evita los programas de televisión que todo el mundo ve, no atiendas a los canales que cambian las “noticias de última hora” cada 3 minutos, ni escuches los mismos discursos que escucha la mayoría. Así lo mejor que puedes conseguir es pensar igual que todos y tener las mismas ideas, y con las mismas ideas es imposible ser inconfundible y estar feliz.
Este fin de semana voy a recomendar 5 cosas que estoy viendo, leyendo o escuchando para alimentar las ideas que estoy cultivando.
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