Arrancar el día con la taza perfecta de café, el tráfico habitual de camino al trabajo, suenan las noticias en la estación de siempre, la canción exacta que te llena de energía todas las mañanas, la silla ya está en su lugar, todo en orden para liquidar esa lista de pendientes y cumplir como un ninja – el día se pasa volando, de regreso a casa, los mismos quehaceres de siempre, un rato más y a dormir, mañana todo en orden y vuelves a empezar otra vez. Tener una rutina ha sido reconocido como uno de los hábitos más importantes de las personas altamente efectivas. Permíteme reír un poco, en un mundo tan caótico y turbulento como el que nos ha tocado vivir, me atrevo a decir que por cada minuto que inviertes diseñando los días perfectos, el universo conspira el doble de tiempo para dejarte caer interrupciones descomunales.
Es muy complejo argumentar en contra del hábito de seguir una rutina de trabajo, pero no dejo de pensar por qué en los últimos meses, cuando las cosas han cambiado drásticamente en muchas industrias, la productividad se ha mantenido en los mismos parámetros, y en algunos casos, incluso ha llegado a repuntar.
El ser humano está entrenado de manera natural para adaptarse y sobrevivir, si intentas mantenerlo siempre en el mismo esquema, de manera incidental lo estas coartando intelectual y profesionalmente. Tener una rutina ayuda, es un motor extraordinario para la productividad, pero puede limitarte de manera drástica en otros aspectos – no podrás funcionar en ecosistemas variables como los que enfrentaremos más a menudo, estás imposibilitado para imaginar el futuro que se avecina y dejarás de liderar las decisiones de tu trabajo y vida personal.
El remedio es simple, interrumpe de manera cotidiana tus rutinas, trabaja desde un espacio diferente, cambia tu alimentación y rutina de ejercicio, olvidar por algunos días los mensajes de WhatsApp y regresa a las llamadas de voz, lee el periódico y entierra por un tiempo el Twitter o Instagram, cambia de manera constante, no te acostumbres a nada y aprende a jugar con las cartas que te han tocado.
Seguir de manera devota una rutina te puede ayudar, pero también te puede estancar, cambiar de actividades te hará ágil y atrevido, exactamente lo que el mundo demanda hoy.
Las 5 razones de la semana, en realidad hoy son 3, y nos recuerdan por qué tenemos que establecer rutinas de trabajo y transformarlas constantemente como se transforma el nuestro mundo:
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